Los milagros del Hermano Miguel

El Hermano Miguel de Jesús nació en Garcinarro en el siglo XVII. Si en estos días tenemos noticias de él, es gracias a su pertenencia a los carmelitas descalzos y a sus milagros que  merecieron ser incluidos en uno de los libros sobre la reforma de estos religiosos.  

Por lo que cuentan, Miguel debió de estar entre Toledo y Madrid a lo largo de su vida, mezclado entre gente noble y —se supone que— de poca necesidad; pero fue a dar con el Conde de la Calzada y la Condesa de Miranda, que además de tener haciendas múltiples, ella tenía tercianas dobles; que consisten, según la wikipedia, en tener fiebre los días pares a una hora y los días impares a otra. Algo así como lo que le pasaba a Isabel Garcés y a Paco Martínez Soria en "El abuelo tiene un plan". 

Un día, la señora le dijo al garcinarrero: —Hermano Miguel, no alcanzará de Dios, que me de salud, y me quite estas tercianas?

A lo que le respondió el Hermano:  —Calle Vuesa Señoría que hoy no le dará, que yo pediré a Dios, que me de a mí, y deje a Vuesa Señoría.

Con esto se fue el Hermano a su convento y aunque llegó la hora, en que a la Condesa entraba la calentura... [Permítanme aquí un paréntesis para aclarar que no son mías las palabras que escribo en cursiva, sino copiadas literalmente del libro de los descalzos y dicho ésto, prosigo]..., se halló sin ella, y con mucho aliento y mejoría. Alegrose mucho el Conde con el buen suceso y envió un criado al convento, pidiéndole al Padre Prior,  le enviase allá al Hermano Miguel. Respondió que no podía ir, porque le había sobrevenido una tan recia calentura, que estaba en cama.

Al parecer, un día sufría las tercianas nuestro paisano Miguel y otro día la señora condesa.

Con estas volvió el Hermano a ver a la de la Calzada y, aún no satisfecha, le dijo: —Hermano, acabe con Dios que me quite estas calenturas del todo—. Y el Hermano respondió: —Hermana, ya partimos entre los dos: bueno está lo bueno. Tenga paciencia, que presto estará libre de sus tercianas.

Y todo sucedió como lo dijo, porque continuó padeciendo a medias con la condesa un poco de tiempo, y al cabo quedó la señora libre, y el Hermano sin aquella pensión que le había impuesto sobre los piadosos fondos de su gran caridad.

De este santo Hermano refiere muchas cosas, tocantes a diferentes visiones que tuvo y profecías que enunció, el P. Fr. Diego de San Joseph, Prior de Toledo, que lo tuvo súbdito en aquella casa y supo de su boca cosas de mucha maravilla. Dice que profetizó el nacimiento del príncipe Felipe Próspero, hijo del rey Felipe IV y de la reina Doña Mariana de Austria. También el del príncipe Don Thomás y Don Carlos, de los cuales el último fue el rey nuestro señor Don Carlos II.

Habrá quien dude de estas últimas milagrosas visiones que contaba el Prior de Toledo; pues pensarán que no hay tal mérito en acertar con el nacimiento de alguno de los hijos de Felipe IV, quien tuvo no menos de 20 vástagos, doce legítimos y al menos ocho ilegítimos. Por el contrario, yo pienso que es ahí justo donde está el verdadero milagro de Miguel, que cada vez que tenía una visión no era nada más que una 'bendición' (o maleficio, depende cómo se mire) que le echaba al rey, e infaliblemente le venía otro hijo. Así, por algún tiempo, no podría irse a cazar elefantes. Además, sólo le presagiaba varones, obviamente, para evitar los yernos.

Bibliografía:

Anastasio de Santa Teresa (1739) Reforma de los descalzos de Nuestra Señora del Carmen, de la primera Observancia hecha por Santa Teresa de Jesús. Tomo VII (pag 567). Imprenta Real, Madrid.