sábado, 6 de abril de 2013

El Valle de Gebelerria




Según decía Juan Catalina en su discurso de entrada en la Real Academia de la Historia, los moros llamaban Gebelerria a lo que los cristianos después de la reconquista llamaron Sierra de Altomira. Gebel (gebal, según Trifón Muñoz Soliva, o ǧabal, según la RAE) es la transcripción fonética del término árabe جبال al castellano –mucho más limitado de vocales que el árabe que significa "monte" o "montaña"; mientras que erria –que para un vasco se escribiría con h y significaría "país"– quiere decir "señal" según Juan Catalina, lo mismo que para Muñoz Soliva. Por tanto, Gebelerria viene a significar algo así como "monte de la señal". Probablemente  lo llamaban de este modo porque esta sierra sería importante para vigilar el territorio y comunicarse. Desde la Sierra de Altomira se pude ver hasta los montes de Toledo por el Oeste y la sierra de Guadarrama al Noroeste.

De Gebelerria ha quedado el nombre de Jabalera que, además de nombrar al pueblo, da nombre al río y al valle por el que discurre este río. El arroyo de Valdejabalera (para nosotros un río hecho y derecho) ya era nombrado por don Juan Manuel –el sobrino de Alfonso X el sabio, conocido por ser autor de El Conde Lucanor– que lo describía con sorprendente detalle en su Libro de la Caza escrito entre 1325 y 1326. Entre lo que se ha conservado de este libro, se puede leer:


«El arroyo de Valdejavalera nasçe sobre Mazarauleque et entra en Guadiella en la foz de yuso de Javalera. En este arroyo á partida de ánades et una garça o dos de morada; et a vezes, cabo las Cuevas, fallan ý grúas.»


Hoy en día, las grúas (grullas) ya solamente van y vienen de paso y es raro que paren alguna vez en Valdejabalera (o valle de Gebelerria). Las garzas raramente se ven, y menos de morada. El río –que según los geólogos, alguna vez tuvo que ser grande para ser capaz de formar todo este amplio valle y la hoz de Jabalera que corta la sierra en dos– ya debía llevar poca agua en tiempos de don Juan Manuel, puesto que lo llama arroyo; si bien, probablemente inundaba  buena parte de la vega con cierta periodicidad hasta el siglo pasado, que  ahondaron su cauce, precisamente, para evitar las inundaciones y los daños en la agricultura.


Parte del valle de Gebelerria incluye Mazarulleque. Término que también deriva del árabe. Sin embargo, hay menos acuerdo sobre cuál es su significado. Hay quien piensa que "Mazar" podría provenir del término árabe "ma'sar" que significa molino (Galmés de Fuentes 2000), mientras otros opinan que procede de "mansil" que significa parador (Sánchez 2004). Personalmente me gusta mucho más la explicación que daba el cura de Mazarulleque  Galo Almonacid, preguntado por Fermín Caballero sobre el origen del nombre del pueblo, decía: «la tradicion es que resistiéndose los cristianos en un fuerte, llegó el moro Ulleque con su maza, derribó la puerta y se apoderó de sus defensores, y que de la maza y ulleque se llamó Mazarulleque». No es tan dulce como la historia de los comienzos de Roma, pero no podemos decir que sea menos verosímil.


El término Mazar, además de llevarlo varios pueblos de España, está incluido en el nombre de numerosos pueblos y ciudades de países con lenguas árabes. La población más importante con ese término es la ciudad afgana de "Mazar-i-Sharif" (مزار شريف), con más de 300.000 habitantes. Es un lugar de peregrinación para algunos musulmanes que creen que allí está la tumba del primo y yerno del profeta Mahoma; por lo cual recibe ese nombre. Aquí, el término "Mazar" (مزار ) hace referencia a una especie de santuario,  tumba o mausoleo que es visitado (la palabra "mazār" deriva a su vez del verbo árabe "zāra", que significa visitar). Por tanto no es descartable que el nombre de Mazarulleque pudiera responder a la existencia de algún sepulcro de algún importante almorávide. Por otra parte, el origen del término "ulleque" parece estar más claro; derivaría del árabe العليق  (ullayq) que significa zarzamora.


De Garcinarro –el otro pueblo del valle de Gebelerria– no quedan más rastros de su pasado árabe que el mote moritos, que ya es un término cristiano, que hace referencia a los moros o moriscos que debieron quedar por aquí después de la reconquista. Como es sabido, Garcinarro se forma de la contracción del nombre García Navarro, quien repobló estas tierras y le dio nombre a este pueblo, ahora, capital de Gebelerria.


Bibliografía:


Caballero, F. (1869) La Imprenta en Cuenca. Imprenta el Eco, Cuenca.

Catalina García, J. (1894) La Alcarria en los dos primeros siglos de la reconquista. Real Academia de la Historia, Madrid.

Galmés de Fuentes, A. (2000) Los topónimos: sus blasones y trofeos (La toponimia típica). Real Academia de la Historia, Madrid.

Juan Manuel (1325-1326) El Libro de la caza. publicado en:

Muñoz Soliva, T. (1860) Noticias de todos los Ilmos. señores obispos que han regido la diócesis de Cuenca. Imprenta Fco. Gómez e hijos, Cuenca.

Muñoz Soliva, T. (1866) Historia de la muy N. L. E .I. Ciudad de Cuenca, y del territorio de su provincia y obispado. Libro I. Imprenta el Eco, Cuenca.  

García Sánchez, J.J. (2004) Toponimia mayor de la provincia de Toledo: (zonas central y oriental). Publicaciones del IPIET, Toledo.

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